La ayuda de Greater Boston Legal Services abre la puerta a un nuevo comienzo

Asistente legal de CELHP, Allison Piper

Asistente legal de CELHP, Allison Piper

JJ tenía tres trabajos y sustentaba a sus dos hijas cuando la pandemia se desató. Cuando dos de sus trabajos se terminaron, pudo conservar el tercero hasta que las molestias de una lesión volvieron a aparecer, lo cual la obligó a trabajar menos horas. A medida que las facturas médicas se acumulaban y sus ingresos se agotaban, JJ comenzó a atrasarse en el alquiler. Tenía dificultades para pagar sus facturas de teléfono e Internet, y le preocupaba que sus hijas no pudieran mantenerse al día con las clases virtuales.

Mientras tanto, el arrendador de JJ se negó a hacer las reparaciones necesarias. Los ratones infestaron el apartamento. Había tantos que corrían por encima de su hija mientras dormía.

A principios de diciembre, JJ recibió una notificación de desalojo. Unas semanas más tarde, el arrendador entregó una citación judicial de desalojo. Poco después, JJ se puso en contacto con Greater Boston Legal Services (GBLS), quien la derivó de inmediato con el programa estatal de asistencia para el alquiler (RAFT). Incluso con la ayuda del alquiler ya en camino, el arrendador de JJ la presionó para que se mudara de inmediato, y la acosó sin descanso, incluso irrumpiendo en su habitación sin previo aviso. “Estamos muy intranquilas, y vivimos en una situación peligrosa”, dijo JJ a la asistente legal de CELHP, Allison Piper.

“Cuando recibimos la ayuda del RAFT, me alegré mucho, ya que el alquiler vencido ahora estaba pagado”, dijo Allison. “No había ninguna razón para que el caso legal siguiera adelante”. El abogado del arrendador acordó desestimar el caso y JJ se quedó en su casa. Con el caso ya resuelto, JJ esperaba poder concentrarse en el futuro y buscar un nuevo apartamento donde su familia pudiera comenzar de nuevo.

Sin embargo, el retraso en el alquiler fue solo el primer problema. Los ratones seguían por todas partes, y el arrendador ya llamaba a la puerta una semana después pidiendo el alquiler del mes siguiente. “Esta solución se sintió como un curita para una herida mucho más profunda”, dijo Allison.

Pero para JJ, la asistencia para el alquiler fue más bien una señal de un cambio mayor. Solo una semana después, el instinto de JJ demostró ser correcto. Una inspección de la vivienda del mes anterior tuvo su recompensa: el arrendador de JJ la llamó para disculparse. Le dijo que un exterminador profesional se ocuparía del problema de los ratones en unos días. Además, JJ encontró un apartamento disponible en Boston, a donde podría mudarse en unos meses. También tuvo una audiencia con la Oficina de Desempleo para recuperar sus prestaciones hasta que pudiera regresar a un empleo remunerado.

“Creo que las cosas finalmente se están dando”, escribió JJ a Allison. “Estoy muy agradecida por todo tu apoyo en uno de mis momentos más difíciles”.